viernes, 31 de octubre de 2008

miércoles, 29 de octubre de 2008

LOS PEROLES

LOS PEROLES

La cocina y sus cacharros,
chiflada mestan volviendo
la sartén guisando gachas, los peroles discutiendo.

Discuten por necedades
por quién adoba primero,
la perspicaz cacerola, métele mecha al trasero.

La tartera no discute
orgullosa y dominante,
de fruto, vestido hace, muy sabroso, y elegante.

Las gachas ya concluyeron,
renuncian a hostilidades
se repliegan a la mesa, para buenos comensales.

sábado, 25 de octubre de 2008

DIÁLOGO

DIÁLOGO

La joven extiende la mano de manera casual. Un chico trajeado, cruza la acera en aquel momento y le desliza una moneda.
—Perdona—pregunta—la moneda ¿para que es?
—Para que te compres un bocadillo—responde sofocado
—Lo haces por la ropa—inquiere perpleja— ¿Porque me ves como una vagabunda?
El joven no responde, las palabras se atraganta por el brillo de los ojos verdes. Lirio esboza una sonrisa.
—Observa las cámaras al fondo de la calle, yo, soy la protagonista.

miércoles, 22 de octubre de 2008

EL VIAJERO MOLESTO

EL VIAJERO MOLESTO
Runa, de juventud inocente y deambular polinizado, se introduce por la ventana del tren en marcha. Colocada en el quicio, observa los pasajeros que allí se alojan. Una joven acompañada de un chico, sostiene en brazos una pequeña de pocos meses. Dialogan sobre la marcha que los aleja de la familia. Buscaran un trabajo que los saque de la ruina; adquirida, por los problemas del país debidos a la crisis mundial. Runa da unos vuelos y se para en la nariz de un hombre de mediana edad. Este, de un manotazo en un intento de asustarla, la estampa contra el suelo. Dolorida y acongojada, se levanta rápida para no ser pisoteada. Adherida al techo observa al personaje huraño y cara de pocos amigos que porta en la mano un trozo de pastel. Relamiéndose la espiritrompa revolotea alrededor, y lanzándose en picado cae de bruces dentro del merengue. El hombre que no se percata, da un bocado llevándose a Runa cerca de los molares. Un estornudo oportuno la salva de una muerte segura. Chorreando y pegajosa se introduce en un hueco de los duros asientos para no ser vista. El ruido procedente del exterior llama su atención. Una forma alargada de ojos llorosos le hace señas para que salga.
— ¡Mamá!—grita orgullosa—he comido pastel.
Haciendo piruetas se desliza suavemente a los brazos de la madre, y fundiéndose en un cariñoso abrazo, remontan al espacio celeste perdiéndose en la lejanía.

lunes, 20 de octubre de 2008

LIBERTAD CON V

LIBERTAD con V
…¡Qué bien me falseaste! Te preguntarás por que te digo esto. ¿Recuerdas el día de las nupcias… me prometiste que volaría libre? Aún no sé, lo que significa para ti esta palabra tan hermosa, claro, que libertad con uve de victoria te viene grande.
Lava que te lava, barre que te barre. ¡Aquí ando, como la chacha! Todo el día limpiando, y cuando he terminado llega el viento y en una cabriola arrastra tras sí, las hojas secas ¡que tendrías que haber recogido del jardín! esparciéndolas sobre la madera de estos viejos muebles con olor a rancio, y otra vez, a volver a empezar. Y tú llegas, ni una leve caricia de tus suaves manos, ni un cálido susurro de tus ardientes labios, ni una mirada cómplice de tus negros ojos, solo un grotesco ademán y me preguntas.
(Qué has hecho de comer, coloca rápido el puchero que vengo desmayado)
Estúpida de mí, que vuelo a disponer las viandas en la mesa. Claro, para dirigir a tu banda de música te falta tiempo. Para mí, ni un pequeño suspiro, y sí, un reproche si la comida no está en su punto. Y por si fuera poco, me traes una iguana ¡con el miedo que me dan los lagartos! Y ahora te pregunto ¿Qué es la crueldad brutal?
Maltratar a un animal, o ser un pedazo de animal.
Un largo ronquido se deja oír en la paz sigilosa de la noche.

miércoles, 8 de octubre de 2008

LAS GAFAS DE LAURA

LAS GAFAS DE LAURA
Laura pasea por la playa aun desierta, una educadora la acompaña. Juega con chinas lanzándolas al agua; al zambullirse el pedrusco, origina un chapoteo que provoca carcajadas de felicidad en la pequeña. Los cabellos recogidos en la nuca, muestran una cara redonda, con nariz respingona y ojos melados. Su menudo cuerpo, “atado” a la silla de ruedas, dificulta los movimientos de cualquier crío de su edad. El hecho de estar paralítica desde los tres meses, no le impide ser feliz. Un único deseo ronda su mente” caminar” correr como los amiguitos del colegio, jugar a la pelota….
—Nadia—llama— tráeme otro cubo de chinas por favor.
La preceptora recoge piedras y las deposita en las piernas de la niña. Un rayo de sol que temeroso asoma, posa su calor en el cuerpo semidesnudo de la pequeña. Una roca blanca y trasparente llama su atención. Al cogerla, extrae un objeto que no debiera estar allí. Le da giros, lo curiosea…
—Son unas gafas—comenta— ¡qué feas!
La joven agarra los espejuelos y observa el papel adscrito a ellos. Laura lo toma y lee.
—No son unas simples gafas. “Estas”, con su culo de vaso, permiten la entrada al mundo de los sueños por un tiempo limitado; tu mejor deseo se hará realidad, mas impone una condición: Al sonar un pitido, deberás estar en el mundo real, si no, quedas atrapado en el subsuelo.
Sin pensarlo dos veces la niña hace uso de ellas. Cae en un profundo letargo. Suavemente recobra el conocimiento, lentamente abre los ojos y atónitos beben el paisaje dibujado. La silla de ruedas ha desaparecido, emocionada se levanta.
— ¡Puedo andar!
Los niños se divierten con la pelota, saltan a la comba, juegan al tejo…. Laura, turbada, se acerca al grupo.
— ¿Me dejáis jugar?—pregunta emocionada.
—Acércate—responde Luis.
Está integrada en el juego, el tiempo pasa, es tan feliz que no quiere volver al mundo real.
—No volveré, ahora puedo andar, ¡me quedaré para siempre! Pero… no veré a mi hermano, ni a mis papás… Tengo que volver.
Con un manotazo se quita las lágrimas que a raudales inundan el rostro, sostiene las gafas en la mano, se las acerca a la cara, al momento de colocarlas suena el pitido.
—Por poco—comenta aliviada.
Nadia, aletargada, se despeja con un bostezo. Laura descansa en la silla de ruedas, no hay comentarios. Las olas, con su caminar bravío llegan a los pies de la niña mojándolos; en el bolsillo del vestido, unas gafas de culo de vaso dormitan.

miércoles, 1 de octubre de 2008

¿Por que escribo?
Podría enumerar infinidad de respuestas, pero solo daré una.
PARA LOS DEMÁS

El triunfo

EL TRIUNFO

Es noche cerrada, los potentes focos dispersos por estratégicos lugares, iluminan la pista.
—La carrera esta perdida—comenta el piloto momentos antes del comienzo—solo un milagro puede salvarnos.
La salida del ‘Safety-cars’ a mitad de carrera, hace que emerja con decisión, sin errores, inalcanzable, el guerrero triunfador.
Confusos, los telespectadores con los dedos cruzados, ansían que termine la última vuelta.
Los dedos enfundados en gruesos guantes vuelan al son de un baile de pajaritos.
Los astros se han alineado, después de trescientos ochenta y cinco días, el podio espera en lo más alto. El himno español suena en la competición más famosa del mundo.