miércoles, 22 de octubre de 2008

EL VIAJERO MOLESTO

EL VIAJERO MOLESTO
Runa, de juventud inocente y deambular polinizado, se introduce por la ventana del tren en marcha. Colocada en el quicio, observa los pasajeros que allí se alojan. Una joven acompañada de un chico, sostiene en brazos una pequeña de pocos meses. Dialogan sobre la marcha que los aleja de la familia. Buscaran un trabajo que los saque de la ruina; adquirida, por los problemas del país debidos a la crisis mundial. Runa da unos vuelos y se para en la nariz de un hombre de mediana edad. Este, de un manotazo en un intento de asustarla, la estampa contra el suelo. Dolorida y acongojada, se levanta rápida para no ser pisoteada. Adherida al techo observa al personaje huraño y cara de pocos amigos que porta en la mano un trozo de pastel. Relamiéndose la espiritrompa revolotea alrededor, y lanzándose en picado cae de bruces dentro del merengue. El hombre que no se percata, da un bocado llevándose a Runa cerca de los molares. Un estornudo oportuno la salva de una muerte segura. Chorreando y pegajosa se introduce en un hueco de los duros asientos para no ser vista. El ruido procedente del exterior llama su atención. Una forma alargada de ojos llorosos le hace señas para que salga.
— ¡Mamá!—grita orgullosa—he comido pastel.
Haciendo piruetas se desliza suavemente a los brazos de la madre, y fundiéndose en un cariñoso abrazo, remontan al espacio celeste perdiéndose en la lejanía.

1 comentario:

republica_motril dijo...

Jajaja, que imaginacion la tuya con la mosca y el trozo de pastel de merengue. Me ha gustado mucho, llego, observo y vencio, como los romanos. Ademas, tuvo un final feliz al comer pastel y salvar la vida in extremis para despues alejarse del lugar de los hechos acompañada por su madre, las dos, tan felices... un saludo.