miércoles, 14 de enero de 2009

EL RELOJ

EL RELOJ
El reloj marca las cinco y cuarto, Felipe llega a la oficina de empleo. A pesar de lo temprano coge el número trescientos dos. Pasea por las calles solitarias, el frío le pide tomar algo caliente y se acerca a la cafetería, un penetrante olor a café recién molido hace mover los líquidos del estomago. Busca en el bolsillo, nada, no hay nada, ni siquiera esa pelusa que queda aprisionada en los fondos… Las doce y media, corre el número doscientos veinte, solo faltan ochenta y dos para que llegue su turno, hoy tendrá suerte, la mayoría de los parados salen contentos, él trabaja en la obra y no le importa lo dura que sea la oferta que le hagan con tal de llevar a casa un jornal. El desempleo se agotó, y la ayuda hace un mes termino de cobrarla… La una y media, la cola no anda, la multitud comienza a ponerse nerviosa y…
— Para tomar café—grita un chico— no es necesario tomarse una hora.
Las dos menos diez, faltan doce números, ocho, cinco, tres… Las dos en punto, sale un empleado y coloca un cartel “CERRADO”
Felipe llega a casa, mira a la mujer y…
—Papa—pregunta el más pequeño de los hijos— ¿que traes para comer?

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